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Mahler’s Symphony No. 6 with the ONE
“David Afkham, además de obtener siempre una respuesta óptima de la formación con la que se entiende a las mil maravillas y a cuya progresión ha contribuido tanto en estos años, como hemos señalado repetidas veces desde estas líneas, entiende, además, muy bien este repertorio. Y lo demostró una vez más en esta ocasión. El allegro energico, ma non troppo tuvo en sus manos esa vibración marcial antes apuntada, expuesta con rotundidad por una orquesta entregada, con una cuerda de impecable empaste y sonoridad llena y robusta. Un tempo decidido, más inclinado al energico que al ma non troppo, afirmativo, contrastado (tremendo efecto el obtenido en el più mosso subito), con bien dibujadas inflexiones y una idea que se antojó interesante: la llamada fatalista de los timbales, cuya intensidad y agresividad pareció ir de menos a más no solo en este movimiento, sino en toda la sinfonía, hasta estremecer en el tramo final de la misma. Como si al principio fuera el eco de cierta inquietud que se hace fatalmente más y más presente, hasta cortar finalmente el aliento. Primer movimiento, pues, de impecable construcción y gran intensidad en todo su curso, y especialmente en su tramo final.”
“Nadie dudaría de que Afkham es un director de experiencia sobrada en aguas de Mahler. Si bien, con el éxito de las recientes interpretaciones de esta Sexta (la Trágica) la semana anterior jugando en casa, la ofrecida el pasado sábado en el auditorio catalán no defraudó, y la orquesta madrileña supo recrear la monumentalidad de los grandes momentos con adecuada graduación de intensidades, sin olvidar los pasajes de calma y paz. Su lectura estuvo marcada en primer lugar por la intención de exprimir los elementos dramáticos por la versión revisada de 1906, sin coartar las percusiones ni los metales y sin buscar algo innecesariamente personal, es decir, dejando que la música hablara por sí misma. Destacó de manera particular el departamento de percusión, que tuvo que usar tapones en varios pasajes, y que debe resultar infalible a lo largo de los noventa minutos de la sinfonía, con un acertado uso de los “cencerros próximos y lejanos” y un excelente manejo del bombo de concierto.”
“Afkham conoce bien a la ONE, de la que es titular desde 2019 y con la que debutó en 2011, por lo que la sintonía con sus músicos regala notables resultados. Así se apreció en el concierto del viernes, con una lectura cincelada al milímetro por el maestro y ante unos músicos entregados y motivados, sacando partido del talento de todos intérpretes y de la calidad de los instrumentos que posee la orquesta.”
“Sin dejar de manejar los acentos y resaltar los timbres, de frasear en los instantes líricos más apasionados (ese tema de Alma, la esposa, que aparece, reaparece y cierra el primer movimiento, por ejemplo), Afkham ha guardado un orden, un equilibrio, unas formas, necesarias pese a todo. Desde el mismo comienzo, con ese seco y determinante ritmo guerrero, de pavorosas resonancias, que nos introduce en lo más virulento de la tragedia, que, en el fondo, pese a los cálidos lirismos del “Andante moderato” (colocado aquí en segundo lugar, como quería el compositor), no deja de latir y que se desborda físicamente en los impresionantes golpes de martillo, tres en la versión original, dos como dejó sentado el músico en su última revisión.
Golpes de martillo -un gran martillo de madera, como debe ser- que contribuyeron a incrementar la tensión, siempre presente en el agitado desarrollo, en el que juegan los temas fundamentales, y que a la postre conduce a un cierre absolutamente nihilista. Afkham, en esta ocasión con batuta, distribuyó las fuerzas, parceló las secciones y enlazó todo con gran habilidad, con mando certero y firme seguido por una formación orquestal disciplinada y atenta. Lo grotesco se amalgamó con lo lírico, lo banal con lo apasionado.”
“La Orquesta Nacional de España (ONE) suena estupendamente, había alcanzado una cierta afinidad espiritual, colectiva, con el que ha sido su titular en estos últimos años, David Afkham, y eso quizá no solo debe ser motivo de celebración y regocijo particulares: hasta puede ofrecerse al mundo como testimonio de que, en España, hay en estos momentos brillantes y sólidos conjuntos capaces de brindar interpretaciones valiosas del repertorio sinfónico más acreditado.”